España cedió a las presiones del Estado venezolano para reconocer el triunfo electoral de Nicolás Maduro -luego de que Caracas llamara a consultas a su embajador en Madrid porque La Moncloa apoyó el recuento de votos- pero la Unión Europea (UE) y Estados Unidos se niegan a hacerlo hasta tanto no se haga una auditoría electoral como solicitó Henrique Capriles Radonski.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, aseguró que su país no está listo aún para reconocer a Maduro como presidente de Venezuela.
Kerry dijo que "si hubo grandes irregularidades (electorales), vamos a tener serias interrogantes sobre la viabilidad de ese Gobierno".
Sin embargo, en la proclamación de Maduro ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) estaba presente el encargado de negocios de EEUU en Venezuela, James Derham.
"La dinámica de Washington es pragmática, no obstante guardan las formas por tener altos intereses energéticos en Venezuela. En ese sentido, la presencia del encargado de negocios en el acto de proclamación de Maduro tiene un sentido eminentemente comercial", explica Luis De Lion, abogado y experto en derecho internacional.
Adicionalmente, la UE considera necesaria la auditoría de votos que exige la oposición para que el resultado pueda ser aceptado por todos.
"Las exigencias hechas desde Bruselas, de no ser respondidas (recuento de votos) provocarán presiones, pudiendo quedar políticamente aislado el régimen de Maduro. A sus ministros podrían prohibirles acceder al espacio territorial de la Unión Europea, impidiendo la continuidad de acuerdos e intercambios económicos, científicos y educativos. Desde Europa se le cerrarían muchas puertas a Venezuela", vaticina De Lion.
El experto explica que el Gobierno venezolano luce muy mal internacionalmente, se pone en evidencia para aquéllos que aún dudaban de la poca experticia de un político como Maduro, de su capacidad de liderazgo y de su minusvalía en la toma de decisiones.
Sin embargo, De Lion recuerda que es muy poco lo que puede hacer la comunidad internacional, porque "cada Estado es muy celoso (sobre sus elecciones) protegiéndola por lógica de autonomía y soberanía, o para impedir que se vea como se manipula y como se hace un fraude electoral".