Historias de mundiales de Futbol

Juampi!

Mr. Hoygan
9 Jul 2009
702
secondaryImage_1018.jpg


Uruguay ‘30

Ganador adentro y afuera

Andrés Mazzali no solo descolló en el arco de la selección uruguaya, con la que conquistó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928. Multifacético, fue campeón sudamericano de los 400 metros con vallas (en cinco oportunidades destrozó el récord continental) y gran basquetbolista: ganó el torneo uruguayo de 1923 con Olimpia. Cuenta una leyenda que, por su velocidad y agilidad, en el fútbol juvenil sobresalía como delantero, pero al llegar a la primera división debió conformarse con el arco porque no consiguió calzado adecuado para sus enormes pies, imprescindibles para patear la durísima pelota de entonces.


Italia ‘34


El reto de Mussolini

Cuando el árbitro sueco Ivan Eklind pitó la culminación del primer tiempo de la final entre Italia y Checoslovaquia, con el marcador en blanco, el “Duce” Benito Mussolini saltó de su silla y corrió hasta el vestuario local. Allí, el dictador encaró al argentino Luis Monti y lo “sermoneó” por la gran cantidad de patadas que había repartido entre sus rivales. Mussolini le señaló que, con uno de sus arteros golpes, había derribado al checoslovaco Oldrich Nejedly dentro del área italiana y le remarcó que no se había sufrido un penal en contra gracias a que el “benévolo” Eklind estaba “colaborando” con su causa. Empero, le advirtió que, si se repetía una situación de esa naturaleza, a Eklind no le quedaría más remedio que sancionar la falta. El dictador le pidió al argentino que ayudara al juez y que no le complicara su trabajo con acciones tan difíciles de encubrir. Mussolini regresó a su asiento para disfrutar del triunfo italiano, por 2 a 1, y también del ejemplar comportamiento que el endulzado Monti desplegó en el complemento.

Brasil ‘50

Papelitos


Inglaterra debía doblegar al menos por dos goles de diferencia a España para clasificarse para la ronda final. La escuadra británica había vencido 2 a 0 a Chile, pero había sido derrotada por los Estados Unidos por 1 a 0, mientras que la ibérica había ganado sus dos partidos: 3 a 1 a los estadounidenses y 2 a 0 a los sudamericanos. Para afrontar el gran duelo, el técnico inglés Walter Winterbottom le entregó a cada uno de sus hombres un papel con complejas instrucciones. Pero, para asegurarse de que los jugadores estudiaran sus órdenes escritas, los obligó a repetirlas en voz alta delante de él y a firmar un documento en el que declaraban que las habían leído. Este extraño sistema no tuvo resultados positivos: el 2 de julio, en el Maracaná, España se impuso por 1 a 0 —gol de Telmo Zarraonandía, un vasco conocido como “Zarra”, a los 48 minutos— y los ingleses debieron regresar a casa humillados en su primera participación mundialista.
Mala suerte

El arquero Moacir Barbosa nunca logró sobreponerse al “Maracanazo”. De ídolo pasó a ser el hombre más odiado del país. Si bien continuó su carrera hasta 1962 —período en el que ganó dos títulos con Vasco de Gama—, terminó sus días abandonado en una pensión miserable. Cuando, en 1993, intentó visitar a los jugadores que se preparaban para Estados Unidos 94, un directivo de la confederación brasileña ordenó a los guardias: “Llévense lejos a este hombre, que sólo trae mala suerte”. Los goles de Juan Schiaffino y Alcides Ghiggia lo obligaron incluso a vivir algunos años en el exilio. Hasta el día de su muerte, el 8 de abril de 2000, Barbosa repitió incansablemente: “La pena más alta en mi país por cometer un crimen es de 30 años. Hace 50 que yo pago por un delito que no cometí”.


Chile ‘62
CCCP

La primera participación mundialista de Colombia no fue, precisamente, exitosa: cayó con Uruguay 2-1 y con Yugoslavia 5-0. Empero, consiguió un fabuloso empate ante la Unión Soviética, ganadora del grupo y vencedora de Uruguay y Yugoslavia. ¿Por qué fabuloso? Porque los soviéticos ganaban 3 a 0 a los once minutos del primer tiempo, y 4 a 1 a los once de la segunda etapa. Con muchísimo amor propio, los colombianos alcanzaron el 4-4 definitivo a —lógico— cuatro minutos del pitazo final. Luego del intenso partido, varios diarios latinoamericanos bromearon con la sigla CCCP bordada en el pecho de la roja camiseta soviética, al afirmar que significaba “Con Colombia Casi Perdimos”.

Inglaterra ‘66

Caminante no hay goles

El suizo Emil Hollinger caminó los 1.290 kilómetros que separan Zurich y Sheffield —sólo se valió de la ayuda de un ferry en el cruce del Canal de la Mancha— para ver a su equipo ante Alemania. Hollinger, que trabajaba como limpiador de ventanas, gastó dos pares de zapatos en su travesía y, a pocos kilómetros de su meta, contó con la generosidad de un comerciante inglés que le regaló un par nuevo para finalizar la proeza. Los que no estuvieron nada dadivosos fueron los jugadores helvéticos, que no sólo no le brindaron ni un gol a su esmerado fan, sino que recibieron cinco de mano de los germanos.


México ‘70

Medallero

Tras su eliminación, los defensores del título (Inglaterra) quedaron profundamente deprimidos. Al regresar a su hotel, los británicos recibieron una medalla que recordaba su paso por tierras aztecas. Alan Ball —campeón cuatro años antes con solo 21 años— tomó la suya y la arrojó por una de las ventanas del hotel. “La única que tiene valor es la de campeón”, afirmó el mediocampista, famoso por su mal carácter y su obsesión por el triunfo, para justificar su actitud. Y vaya si tiene valor: en 2005, a los 59 años, Ball entregó su presea dorada de campeón de 1966 a la casa de remates Christie’s, que logró venderla a 164.800 libras esterlinas (unos 300 mil dólares) a un fanático inglés. Consultado por la prensa sobre la causa del desprendimiento de la preciada medalla, Ball explicó que esa era la mejor forma de “dividir” el premio entre sus tres hijos. “Ganar la Copa del Mundo estará siempre en mi memoria, pero es tiempo de mirar al futuro, no al pasado”, declaró. Ball falleció dos años más tarde en su casa de Southampton.


Alemania ‘74

Monos a la carta

La selección de Zaire causó sensación en Alemania, pero no por su juego dentro de la cancha —fue derrotada 2-0 por Escocia, 9-0 por Yugoslavia y 3-0 por Brasil— sino por sus particulares gustos culinarios. Al llegar al aeropuerto de Frankfurt, los agentes de la aduana local se sorprendieron al descubrir que en las maletas de la delegación africana había 20 monos muertos. Cuando preguntaron a los dirigentes y futbolistas qué hacían los cuerpos de los animales entre los zapatos y las casacas explicaron que los habían llevado para comerlos. “El mono asado es un plato que nos deleita, y aquí no se consigue”, explicaron los zaireños a los perplejos empleados aduaneros. Cuando salieron de su asombro los agentes permitieron a los africanos pasar con su preciado manjar. En la aduana sólo quedaron náuseas generalizadas.


Argentina ‘78

Borrachines

Los jugadores polacos llegaron a Buenos Aires con equipaje extra: 380 botellas de vodka. El técnico Jacek Gmoch les permitía a sus muchachos beber alcohol y fumar, “siempre dentro de los límites tolerables”. Como la delegación polaca era de 35 personas, a cada jugador le correspondieron algo más de diez botellas de vodka para su estadía de un mes en la Argentina. Un “límite tolerable” bastante discutible para un deportista profesional. Otros que le dieron duro al licor fueron los escoceses. El personal del hotel de Alta Gracia, Córdoba, donde estuvo concentrada la delegación británica, debió realizar horas extras para recoger la gran cantidad de botellas vacías de whisky y otras bebidas espirituosas dejadas por los futbolistas al abandonar el lugar.
Camisetas prestadas

El 10 de junio, Francia y Hungría sorprendieron a propios y extraños al salir al campo de juego del estadio Ciudad de Mar del Plata con idénticos uniformes totalmente blancos, curiosamente los colores “suplentes” de ambos combinados. La equivocación se sustentó en un error en la comunicación oficial de la FIFA, que entendía que los colores azul de la selección gala y rojo de la escuadra magiar podían confundirse en los televisores “blanco y negro” de la época. El verdadero problema se suscitó cuando el árbitro brasileño Arnaldo Coelho llamó a los capitanes: ninguno de los dos equipos tenía un juego de casacas de repuesto. Cuando parecía que la confusa situación quedaba sin solución, un dirigente del club marplatense Kimberley ofreció prestar un equipo completo de camisetas. La oferta fue rápidamente aceptada, y cuarenta minutos más tarde Francia apareció en el terreno vestida a bastones verticales verdes y blancos. Como la numeración de las remeras era “de corrido” del 2 al 16, Dominique Rocheteau y Oliver Rouyer actuaron con el 7 y el 11 en la espalda, y el 18 y el 20 en el pantalón, respectivamente.


España ‘82

Persecución y recompensa

Una semana después de la derrota argentina en el partido inaugural, causó sorpresa que el arquero belga Jean-Marie Pfaff se presentara en el hotel Montiboli de Villajoyosa, Alicante, donde concentraba la delegación albiceleste. Pfaff había llegado en un automóvil particular desde Elche —ciudad donde se alojaba la selección de Bélgica, situada a unos ochenta kilómetros de allí—, y al presentarse ante uno de los directivos argentinos explicó que quería “cumplir uno de los sueños de mi vida: fotografiarme junto a Diego Maradona”. “Es un extraordinario jugador, el mejor del mundo. Al menos, quisiera estrechar su mano”, indicó el arquero. Luego de esperar media hora en la recepción, Pfaff fue autorizado a pasar a uno de los salones.

Quince minutos más tarde, el guardameta salió exultante por haber cumplido su anhelo, pero más porque se llevaba, como souvenir, una camiseta autografiada por el “diez” argentino. Cuatro años después, intercambiaría su casaca con el mismo Maradona, al finalizar la semi que la Argentina ganó 2-0 en el estadio Azteca de México.
Método oriental

Periodistas europeos que tuvieron acceso al campamento coreano en Udine se sorprendieron con los extravagantes sistemas de entrenamiento del técnico Hoe Taik Lee. El entrenador hacía levantar a sus jugadores a las cinco de la mañana y sólo les permitía desayunar a las cuatro de la tarde. Después de intensas sesiones que incluían ejercicios marciales, los futbolistas eran masajeados con extrañas cremas preparadas sobre la base de cebollas. A los que sufrían con le elevada humedad de la región de Friuli, se les proporcionaba un enorme vaso que contenía aceite de oliva mezclado con coñac. Estas originales recetas no demostraron ser muy útiles en la práctica: Corea perdió sus tres partidos del grupo E ante Bélgica (2-0), España (3-1) y Uruguay (1-0).
Cartero

Con motivo de la popularidad adquirida por el arquero argentino Sergio Goycochea en la Copa, gracias a su destreza para detener penales, el Correo Argentino se encontró con un problema para administrar las decenas de miles de cartas de admiradores enviadas al jugador. Para agilizar el despacho de la gran cantidad de sobres, decidió asignar a la casa de la familia Goycochea un código postal exclusivo: 0004 Lima, Buenos Aires. La selección del número no fue casual: cuatro fueron los disparos atajados por “Goyco” en las definiciones ante Yugoslavia e Italia.


Estados Unidos ‘94

Peluca por final

El arquero búlgaro Boris Mihailov se mostró tan efectivo como coqueto. Gran figura de su equipo en octavos de final —en cuya definición por tiros penales, ante México, atajó dos— y en cuartos —en el histórico triunfo 2-1 ante Alemania—, Mihailov se destacó también por su vanidad. Además de sus guantes, el guardavalla lucía como “indumentaria” un prolijo peluquín. El búlgaro reconoció ante la prensa el uso del postizo, que permaneció adherido a la cabeza más allá de los revolcones, pero para minimizar su coquetería, aseguró que si su equipo superaba a Italia en la semifinal, lo lanzaría a la tribuna. “No lo dudo, cambio mi peluquín por la final”, aseguró. Mas el destino quiso que Bulgaria perdiera con Italia, y luego repitiera la caída con Suecia en el partido por el tercer puesto, por lo que Mihailov mantuvo a buen recaudo su brillante calva.


Francia ‘98

Guaraní

El idioma guaraní fue una importante herramienta para los paraguayos que enfrentaron a España por el grupo D. Buena parte del valioso empate sin goles que le permitió a la selección sudamericana pasar de ronda —y al mismo tiempo mandar a los ibéricos a casa— se debió a que sus jugadores se valieron del guaraní —el idioma nativo de su país— para darse indicaciones dentro de la cancha. Los españoles advirtieron la exitosa táctica y pretendieron hacerla suya, ya que casi todos hablaban una segunda lengua ibérica. Claro que la jugarreta no dio resultado, porque el uso del catalán, el vasco o el gallego llevó más confusión que solución.


Alemania 2006

Privilegiado

El japonés Hidetoshi Nakata tuvo un curioso privilegio durante la Copa. El delantero no compartió con sus compañeros el hospedaje donde se había montado la concentración nipona, sino que alquiló de su propio bolsillo, una suite en el último piso de un lujoso hotel de Bonn. El entonces jugador de Bolton de Inglaterra sólo se reunió con el resto del equipo para los entrenamientos y los partidos. Nakata fue titular en los tres encuentros que disputó su selección, pero tuvo un desempeño flojo y no marcó goles. El equipo japonés fue eliminado en primera ronda tras caer 3-1 con Australia, igualar sin goles con Croacia y ser vapuleado 4-1 por Brasil.
________________

Para finalizar un buen tema

Momentos gloriosos

Un gol de atropellada, en 1978, y una corrida interminable de 30 metros hasta el arco, en 1986, representan dos momentos cúlmines en la vida de los jugadores Mario Alberto Kempes y Jorge Luis Burruchaga, respectivamente. Estos dos delanteros fueron claves en la obtención de las copas mundiales de la selección argentina. Aquí sus recuerdos del momento más importante de sus vidas deportivas.
Instante épico

Mario Alberto Kempes

—El segundo gol a Holanda, con esa pelota que trabaste en la línea del arco, debe ser uno de los momentos más épicos de la historia del fútbol.

—No puedo decir mucho sobre ese gol, en especial sobre la definición. Fueron décimas de segundo dentro del partido y desde afuera parecieron eternas. Sé que fue un esfuerzo extremo, pero en ese momento uno no piensa en la magnitud del esfuerzo, así que no me di cuenta, sino mucho tiempo después. Todavía hoy hay cosas que no entiendo: no sé cómo hice para frenarme luego de haber pateado, y cómo pude volver atrás para empujar esa pelota dentro del arco.
La corrida eterna

Jorge Luis Burruchaga

—Esa corrida del tercer gol a Alemania pareció eterna…
—Recibo la pelota y miro para adelante. Ellos “tiran” el achique y queda enganchado Forster en el lado derecho. Entro en diagonal de izquierda hacia adentro. Cuando levanto la vista lo veo a [Harold] Schumacher, vestido de amarillo, y parecía que estaba súper lejos, pero mi objetivo era llegar lo más rápido posible. Miré al arquero, no vi a Valdano del otro lado, ni escuché a la mole que me corría de atrás, que era Briegel. Tantas veces se habló sobre si adelanté, si la llevé con la pierna izquierda, pero yo estaba convencido de que la pelota iba a entrar. Y entró por en medio de las piernas del arquero.

—¿Por qué estabas convencido?

—Cuando se merecen las cosas, se merecen y ya. Nosotros nos merecíamos ser campeones. Porque fuimos el mejor equipo del mundo, porque pasamos por un montón de obstáculos, porque nos sacrificábamos mucho, y porque Carlos Bilardo (el técnico), tan injustamente castigado, demostró que estaba capacitado para salir campeón del mundo.​
 
Te tengo una para Sudáfrica:

- Por primera vez el equipo anfitrión de un mundial es eliminado en fase de grupos.
 
Te tengo una para Sudáfrica 2010. Alemania ya sacó vuelta de avión para el Jueves a las 6:55 jaja. Lo leí por ahi.

Corea Japón 2002: El gol mas rapido de los mundiales, Hakan Sukur metió un gol a los 11 segundos de juego :p